viernes, 8 de enero de 2021

Relato navideño

Salvador veía la televisión el 14 de marzo de 2020 y no paraba de repetirse, lo dije, yo esto ya lo había avisado, se veía venir. Estaba preparado con un paquete de 50 mascarillas, guantes y gel hidro alcohólico.

A él no le pillaban desprevenido, le iban a venir con pandemias. Sus 
tocs de limpieza y su hipocondría le advertían de que un grave peligro cernía sobre la humanidad.

Durante los duros meses de confinamiento su ritual cada vez que recibía la compra la llevaba una hora. Desinfectaba producto por producto. Su trabajo de informático le permitió quedarse en casa sin problemas. Lego, su gato 
Sphynx era la única compañía que permitía.

La mejor decisión que tomo cuando ganó unos 
euritos en la lotería de Navidad fue contratar el mejor seguro médico, con todas las coberturas, extras y suplementos, a lo grande.

Cada semana pensaba que había contraído el maldito virus, adormecimiento de piernas con intenso hormigueo, dolor de cabeza localizado en la frente, escozor de ojos, irritación de la piel, todos estos síntomas eran pormenorizadamente explicados al doctor en su 
videollamada diaria.

Cuando el mundo entra en la nueva normalidad Salvador consigue vencer su miedo y sale a pasear... hasta el centro médico. Semanalmente se toma la temperatura, la tensión, el pulso y entre medida y medida se va encariñando de la enfermera, Milagros.

La cita médica del miércoles toma un noto tono, ya no sólo consiste en estar al tanto de todas las novedades sobre su estado, la cura y la vacuna, hay que conquistar a Milagros.

Salvador ha caído perdidamente enamorado y nunca se ha sentido así, vivo.

Cada rato de charla con Milagros es una oportunidad para saber más sobre ella, es una chica elocuente, risueña, muy paciente. Tiene dos perros, 
Nutella y Carmín, ya sabe algo más sobre las aficiones de su aficiones...

Van pasando los meses y algo inesperado hace saltar un resorte en Salvador, Milagros se está pensando presentarse voluntaria al nuevo hospital de emergencia. Tiene que actuar ya, y mientras el tensiómetro apretaba el brazo de Salvador formuló la pregunta que rondaba su cabeza desde mayo.

- Milagros, ¿
quieres dar un paseo para ver las luces navideñas?

- Me chifla la navidad, claro que sí. Salgo en media hora, espérame en la salita.

El paseo fue mágico, no pararon de hablar, se atropellaban las palabras. Cuando se quisieron dar cuenta llegó el toque de queda y tuvieron que correr a sus casas.

Por primera vez Salvador comprobaba más su 
whatsapp que Radar Covid.

La siguiente cita la iban a tener por 
vídeo llamada, quedaron para ver un capítulo de Cobra Kai mientras lo comentaban, pero Salvador quería apuntarse un tanto y decoró todo el salón como si fuera la mismísima casa de Santa Claus.

El momento favorito de Milagros era la cabalgata de Reyes, cada año colaboraba en la carroza de la compañía médica y este año no iba a poder ser.

Pero para Salvador eso no era un problema, diseñó un vídeo en 
3D con las mejores imágenes de cabalgatas y le envió unas gafas a casa de Milagros.

Cuando recibió el paquete se emocionó profundamente por el detalle, aunque lo mejor estaba por venir. Al ponerse las gafas y transportarse al mundo de fantasía que Salvador había creado para ella, supo que era él. Le llamó por Zoom y 
espontáneamente se puso a besar la pantalla del ordenador, y así fue como el amor entre una enfermera llamada Milagros y un hipocondriaco llamado Salvador se proclamó un 5 de enero de 2021.






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