Si alguien lee este blog ya sabrá que soy feminista, o lo intento. Me gustaría dar a conocer la vida de mujeres que no lo tuvieron tan fácil o que tienen vidas merecedoras de conocer.
Empezaré con Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Gertrudis Gómez de Avellaneda nació en Puerto Príncipe, Cuba, el 23 de marzo de 1814, (podía haber nacido el 8 de marzo) aunque en su autobiografía figura 1816. Hija del capitán de navío Manuel Gómez de Avellaneda y de Felisa de Arteaga.(para que vamos a poner el apellido de la madre).
Es una escritora muy pero que muy prolífica. Además de escribir en periódicos y revistas de la época escribió y leyo sus poemas, pasando por teatro y acabando con casi 10 libros.
En su juventud, por razones de salud, se trasladó a Santiago de Cuba, tras negarse a contraer matrimonio. En abril de 1836 sale con su familia hacia Burdeos y de allí a La Coruña. En 1839 se fue a Sevilla y luego a Cádiz, donde escribe por vez primera en La Aureola, que dirigía Manuel Canete, con el seudónimo de «La Peregrina» (como la virgen de mi pueblo). Aquel año conoce a Ignacio Cepeda, del que se enamora y al que dedicará muchas de sus cartas durante años.
Al año siguiente, ya en Madrid, lee sus poemas en el Liceo y en 1841 publica su primer libro.
En diciembre de 1845 se casa con Pedro Sabater, jefe político de Madrid, que fallece el 1 de agosto de 1846 en Burdeos. Ella se retira una breve temporada a un convento de la capital.
Por segunda vez contrae matrimonio con Diego Verdugo. Herido éste tras el estreno de Baltasar en abril de 1858, marcha a Cuba con su mujer y luego a Norteamérica y Francia, pero muere en 1863.
Regresa Gertrudis a Sevilla y luego a Madrid,(tiene la tarjeta travel club echando humo) donde al fallecer su amigo Juan Nicasio Gallego se la propone para ingresar, sin éxito, en la Academia Española, igual que sucederá años después a Pardo Bazán. Regresará a Sevilla, donde permanece hasta su muerte el 1 de Febrero de 1873.
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